Hace unos días, fui invitado por una emisora de radio a ‘salir en antena’, no es extraño: suelo hacerlo, lo diferente, en este caso, es que mi aparición se produjo en Domingo, a las 22:00 h, y claro, fue telefónica: a la hora convenida, una muy amable señorita me telefoneó, me pasó con el estudio y comenzó un toma y daca de preguntas y respuestas muy bien conducido. Un toma y daca que, evidentemente, versó sobre lo que ya hemos comenzado y sobre lo que nos espera. La sorpresa llegó el día siguiente, el Lunes: llegado a la Facultad, ya tenía un mail de un oyente en el que me realizaba una consulta: esta:
Estimado Sr.
Mi nombre es (nombre de mi consultante) , natural de (nombre de una localidad española), soltero, nacido en el 66 (42 años), y por causas personales, (y no deseables a nadie) pensionista desde hace tres años.
Me dirijo a Usted, dándole las gracias por anticipado por el tiempo que me está dedicando, ya que me ha gustado desde siempre la economía, y tras escucharle por la radio este domingo noche, significarle que comparto con Usted la exposición que realizó en antena.Pero que a su vez, me asusta. Es como que a alguien que sabe que pueda tener cáncer, que se lo ratifiquen los oncólogos. La ilusión que podía tener en contra, se esfuma de golpe y porrazo.
Llegados a esto, quisiera (mejor dicho, le rogaría) me conteste a esta pregunta personal, si lo tiene a bien y quiere:
Qué me espera, con una hipoteca a plazo fijo (he dicho bien, a plazo fijo) de 400 € al mes durante 20 años (salvo que amortice capital y reduzca plazo de tiempo), con una pensión de invalidez absoluta mileurista. Podría parecer que no debería de haber problema, pero mirando un poco más allá… ¿es eso cierto? ¿o la realidad es tan dura como que venda la casa ahora que todavía puedo y me compre otra pagándola en mano, sin deudas, por los reajustes que puedan venir?.
Agradeciendole una vez más su atención me encomiendo a su sabiduría y buen hacer, y que Dios nos pille confesados, porque lo veo negro y no veo solución, ni que los políticos la den.
Un saludo.
Le sugerí que, si podía, cancelase la hipoteca: en momentos así, a no ser que se sea el Barón de Rothschild, mejor no tener deudas; pero, tras responder, volví a releer el texto remitido y me quedé pensativo.
Casos semejantes al de mi consultante, no idénticos, pero parecidos: rentas limitadas, tasas de ahorro bajísimas, alegrías muy contadas, inseguridad, son los que abundan en el suelo patrio; no abundan las personas con rentas anuales de seis cifras, con casa y cuatro automóviles en el garage, con jet privado, con yate en el club de Newport. A esas personas, las que más abundan son a las que más va afectar lo que ya ha llegado, las que sienten temor, las más débiles, las menor productivas, y son las que más van a padecer las consecuencias, y ¿saben Uds. el motivo?, pues porque, para el sistema, son, ahora, las menos necesarias, las más prescindibles; sobre todo, insisto, ahora en que lo necesario será lo único importante. En fin.
Más consultas. El Banco Santander (a valores actuales activos por el 77% del PIB del reino) ha presentado resultados. Yo, si fuese accionista, me hubiese inquietado ligeramente al hacer los siguientes números: entre Junio del 2007 y Junio del 2008, los fallidos han aumentado el 57%, los morosos el 96% y la cobertura por morosidad ha descendido el 30%; también tras calcular que los créditos a los hacedores del ladrillo ascienden a 3,37 veces los resultados ordinarios habidos este año. No concluyo nada, solo digo que, si fuese accionista, estos números no me gustarían nada, pero nada de nada, sobre todo si hubiese escuchado decir al Sr. Alfredo Sáez que la crisis iba a seguir durante el 2009 y, tal vez, el 2010, o sea, también durante el 2010. (Claro, que yo soy muy especial).
Y más. Gas natural – Unión Fenosa: ¿Qué justifica el precio que la primera ha pagado por lo que ha comprado de la segunda?. 1) ¿Tener un cacho mayor del oligopolio energético que se está dibujando?; la crisis, claro; pero esta operación no es para ahora, es para el 2015, para cuando empiece la recuperación. 2) ¿Meter a una entidad financiera en temas que van a ser verdaderamente rentables porque comerciar con dinero cada vez menos va a serlo?.
(Ayer, El País publicó, en sus páginas 16 y 17 una entrevista al ministro de Economía del reino de España; supongo que la leerían, si no, háganlo: no tiene desperdicio. Cuando finalicé su lectura, me recliné en el respaldo y pensé: ¿cómo es posible que alguien como el Sr. Pedro Solbes haya dicho lo que acabo de leer?, la respuesta me llegó de forma inmediata: porque aceptó continuar de ministro en un momento como este: el actual.
En cada crisis hay que encontrar, al menos, un culpable y el señor ministro ha encontrado dos: en el exterior, el petróleo; en el interior, la vivienda; pero no, se equivoca, los verdaderos culpables de lo que se le viene encima a España no son, ni el crudo, ni la vivienda, sino su modelo económico basado en producir bienes y servicios de bajo valor con una productividad patética y un nivel absurdo de intensificación de mano de obra para el valor que esta genera en base al capital con que cuenta (supongo que el Sr. Solbes conocerá el motivo de la deuda billonaria de las empresas españolas).
Y, por favor, Sr. Solbes, no generalice: todos no pensábamos que la situación era menos mala de lo que está siendo, le aseguro que todos no: lea lacartadelabolsa. Y tampoco, como Ud. dice, que “(…) la crisis del 93 fue mucho más dura que esta”, pienso que se equivoca: la del 93 fue una recesioncilla de la que España salió debido al Mercado Único Europeo y a que el dinero empezó a correr en comparación con el torbellino que está llegando y que no es otra cosa que una crisis sistémica.
Y sí, hoy, en el reino, “(…) hay seis o siete millones de personas más que trabajan”, pero, en qué: en la construcción, en servicios turísticos de bajo valor porque han estado viniendo más millones de turistas que, cada vez, individualmente gastan menos. Y no hable de que “tenemos un presupuesto prácticamente en equilibrio”: lo tenemos debido a que no se han realizado gastos que debían haberse relizado: educación, sanidad, infraestructuras, …
En algo estoy de acuerdo con Ud.: bajar los impuestos no arregla nada; no, no lo arregla, y mucho menos en una economía como la española. Lo malo, Sr. Solbes, es que ya no hay forma de arreglar nada en España: tenemos que pasar lo que viene, como otros, pero aquí va a ser mucho peor porque tenemos 46 millones de personas en el reino y porque no tenemos base suficiente para sostenernos.
Estoy escribiendo esto desde París. Paseando por la rue Saint-Honoré, cruzando la place Vendôme, sentado en la terraza del café Le Nemours, en la place Colette, sin necesidad de hablar con nadie, se percibe que la economía francesa va a sufrir males semejantes a la española, por algo parecido: porque han creado algo con muy poca base, y eso se acaba pagando siempre; siempre Sr. Solbes).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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