26 de junio de 2008

La verdadera barbaridad

La verdadera barbaridad son los precios inmobiliarios:

"ESTOS PRECIOS SON UNA BARBARIDAD".

En todo este tiempo nunca he escuchado que nadi dijera, por ejemplo:

"ESTE DINERAL QUE NOS PRESTAN ES UNA BARABRIDAD".

Evidentemente, nosotros sabemos que el meta-objetivo era reclutar deudores hipotecarios y gozar de los efectos expansivos de semejante creación de dinero hipotecario. Ambas cosas se han hecho y ahí están.

Que nadie piense que el capitalismo se hunde por una simple burbuja inmobiliaria, aunque sea la más grande de la historia, que lo es.

Se pincha la burbuja, administrando el proceso a lo largo de varios años y se supera la situación. A los acreedores les basta con que el valor del pisito cubra lo que, en ese instante, falta por devolver del préstamo.

LA BARBARIDAD ERA LO QUE HEMOS HECHO PAGAR A LOS POBRES CHICOS POR LA MIERDA DE PISITOS.


No es cierto que los ejecutivos del sector financiero sean peores que los del sector inmobiliario. Me atrevo a decir que todo el hipotecón ha sido creado con "red de seguridad", como estamos viendo, porque está clarísimo que no va a haber ninguna descomposición trágica del sistema
financiero. Se provisiona, se lleva a Pérdidas y ¡Santas Pascuas!.

El problema lo tienen todos los membrillos que se hayan quedado con el pisito sin vender. Su valor lo vamos a llevar a su sitio (que es muy abajo, porque, ciertamente, las construcciones no valen gran cosas hoy en día) y se van a tirar toda la vida devolviendo lo que deben o con
problemas jurídicos y económicos serios por no hacerlo.

Afortundamente, hay capitalismo para rato. Y vivimos en el capitalismo, no en el ladrillismo.

En Zaragoza, antes de que acabe la Expo, comenzará el "tonto el último" y la descomposición de expectativas inmobiliarias, que en otros sitios ha sido más progresiva, se la van a comer de una sentada.

Fuente: pisitófilos creditófagos

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