23 de julio de 2008

Reflexiones

No pretenden ser sentencias: sólo pensamientos dichos en voz alta. El problema con este tipo de cosas es que hay que resumir (a partir de ya siempre habrá que resumir: se acabaron los rollos: cuestión de recursos, también).

- Esta crisis que comenzamos en Septiembre del 2007 afectará a todas las economías del planeta porque lo que está en crisis es como se han estado haciendo las cosas en los últimos cincuenta años, y el modo como se han estado haciendo se ha agotado: no da más de si. ¿La crisis?: lo que permitirá que el cambio pueda producirse, de ahí que esta crisis sea sistémica, como la de 1929.

- A toro pasado, puede afirmarse sin margen de error que se han hecho muchísimas cosas mal, aquí y en todas partes: el desperdicio de recursos, el hiperconsumo, el hiperendeudamiento, …, pero si no se hubiesen hecho esas cosas mal no hubiéramos crecido como lo hemos hecho: una cosas -el crecimiento- ha sido consecuencia de las otras -las cosas mal hechas-.

- La crisis será global (ya está siendo global), pero no todos los países se verán afectados del mismo modo. Una economía como la española, con una estructura de PIB como la que tiene, con 46 millones de habitantes, con sus dependencias exteriores, se verá muchísimo más afectada que un país con un bajo nivel de población, con una alta productividad, con una estructura de PIB basada en el alto valor añadido.

- Al ser sistémica, esta crisis no tiene solución (considerando lo que por ‘tener solución’ se entiende), es decir, no es evitable: se haga lo que se haga, se adopten las medidas que se adopten, tiene que suceder. ¿Inconcebible?, no. Aunque se hayan hecho cosas mal, la crisis no es consecuencia directa de esas cosas que se han hecho mal. El planteamiento era el de crecer en una atmósfera de ‘ir-a-más’, y todo propició ese crecimiento; y es, precisamente eso, lo que se está acabando: fue propio de una época que ya fue. La crisis es inevitable porque es imposible resucitar una época y el motivo que la caracterizó: el crecimiento como fuese.

- Cuando, en el 2018, la crisis ya se de oficialmente por superada y concluida (a partir del 2015 las cosas irán mejorando, lentamente, pero mejorando), nada será igual a como ha sido, a como es hoy. Este desperdicio de recursos, este hiperconsumo, esta hiperdeuda, ha sido fruto de unas circunstancias que ya no volverán a repetirse porque ya no volverán a producirse las condiciones que las propiciaron, es decir, del mismo modo que nunca más volveremos a ver el índice Nasdaq a 5.000 puntos, nunca la deuda privada volverá a alcanzar los valores a que ha llegado en los países de economía occidental.

- La recuperación se producirá, seguro, pero el escenario que veríamos si ahora abriésemos una ventana y accediésemos al año 2018 sería muy diferente al actual: un PIB de menor volumen que el de hoy, una mucho menor necesidad de población activa para producir ese volumen de PIB, una muchísima mayor productividad en la utilización de los recursos (de todos), una muy superior regulación a todos los niveles, un creciente comunitarismo a fin de mejorar la eficiencia, un pensar en lo necesario en mucha mayor medida que en el crecimiento, … ¿Bonito, feo?, no sé, pero un cambio en el modo de enfoque de la realidad tiene consecuencias.

- Consecuencias: el modo de vida cambia porque cambia el punto de enfoque de las cosas. Muchas serán las cosas que falten bajo nuestra perspectiva actual, aunque los bebés que en este momento están naciendo lo percibirán de otro modo: ya no habrán dispuesto de lo que nosotros estamos disponiendo; a la vez, ese nuevo modo de hacer las cosas pondrá de manifiesto que sobran elementos que hoy nos están diciendo que son imprescindibles, por ejemplo, volumen demográfico.

- ¿Qué podemos hacer?, como en los aviones cuando el comandante avisa de un accidente inminente: prepararnos. ‘¿Sólo eso?’, dirán; ¿se les ocurre algo más que podamos hacer?.

(Se rasgan las vestiduras (algunas/os) por la aparición de déficit en las cuentas públicas, y lloran porque se ha perdido el superávit. ¡Por favor!, cuanta hipocresía: ¿cómo cojones logró el reino ese superávit durante los meses y años que lo logró?. Se lo digo: España tiene unas tasas de I+D, de inversión en conocimiento y de formación permanente mucho más bajas que la media europea, por ello el índice sintético de innovación español es de 0,30 y el de la UE - 15, 0,46. Por el lado social, mientras en España el gasto en atención asciende al 20% del PIB, en Francia supera el 31% (no, el de Francia no es el mayor de Europa). Así, por ejemplo, es como el reino ha estado obteniendo su superávit fiscal. ¿De qué tiene que estar satisfecho el Gobierno?. Y el principal partido de la oposición dice que este Gobierno tenía que haber sido más austero; siempre igual: el chocolate del loro, el quedarse en lo aleatorio. ¡Por favor!).

(Ayer problemas en las Bolsas: porque el consumo de servicios vía teléfono, ni está evolucionando como se pensaba ni evolucionará como se creía. Ya lo he dicho y Uds. lo han leído aquí: ‘Lo necesario es lo importante”: enviar fotitos por el móvil, ¿lo es?, ¿lo será a medida que avance lo que ya está viniendo?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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