En las próximas semanas, la banca española prevé endurecer las condiciones para conceder créditos hipotecarios con el objetivo de protegerse ante el descalabro que ha supuesto la crisis en Estados Unidos por el impago de miles de hipotecas de personas con pocos recursos.
Un reto cada vez más difícil
Reclamar el aval de los padres para ser los titulares del préstamo, optar por acortar los plazos de entrega del crédito y desconfiar de las hipotecas a 50 años, pedir contratos indefinidos y más de cuatro últimas nóminas... Para muchos jóvenes menores de 35 años y los que no llegan a superar un sueldo de 1.000 euros, la compra de una vivienda será un reto imposible.
Tanto el Banco Central Europeo (BCE) como los organismos supervisores nacionales se han preocupado estos últimos días por el hecho de que millones de estadounidenses no hayan podido hacer frente al pago de sus hipotecas. La banca española teme contagiarse e incrementar sus índices de morosidad porque muchos no puedan pagar sus cuotas.
Lo que está claro es que las entidades financieras nacionales no quieren ser inmobiliarias y antes de embargar el piso renegociarán la deuda contraída a su favor con más intereses, pero la compra de los que quieren ser primeros propietarios ya resulta muy complicada si no ingresan más de 15.000 euros anuales.
En primera persona
Es el caso de Lourdes. Tiene 33 años y una niña de cuatro. Está separada y vive en un piso de alquiler de 32 metros cuadrados en el barrio de Les Corts. Paga 645 euros al mes. Vive muy cerca del Camp Nou, donde cada 15 días saltan más de 100 millones de euros al terreno de juego en forma de jugadores vestidos de azulgrana.
Lourdes se acercó el viernes pasado a Banco Sabadell <:SAB.MC:>para solicitar un crédito que le permita comprar un piso mayor en el barrio de Sants, que cuesta 225.000 euros con una superficie de 51 metros cuadrados, un tercero sin ascensor y sin balcón. Salió decepcionada de la entidad.
"Con lo que me piden, si tengo que pagar el crédito a 30 años me salen unas mensualidades de 1.385 euros. Yo cobro 850 euros como dependienta en un supermercado de barrio". Lourdes necesita más de diez años de sueldo bruto (sin vacaciones fuera de España) para adquirir una necesidad de primer orden.
No se trata de elegir entre una casa en las afueras con piscina y jardín, se trata de que a día de hoy son pocos los que pueden, aunque sólo sea, pensar en comprar una vivienda. "Yo ni siquiera soy mileurista, pero no encuentro un empleo que se corresponda a mis estudios de administrativa porque soy madre. Los bancos nos están apretando cada vez más a los que menos tenemos, de comprar un piso creo que hasta que no bajen o no encuentre un empleo mejor pagado debo olvidarme", asegura.
Un 40% superior a la tasación de la vivienda
Pedro tiene 29 años y vive solo en un apartamento de alquiler de 45 metros cuadrados situado en el barrio de Gràcia, muy cerca de las plaza del Sol, repleta de pequeñas terrazas en verano. Paga 550 euros al mes. Entra en una oficina de un banco a interesarse por una hipoteca. Sus ingresos son de 1.050 euros netos al mes.
Descontados gastos en comida, transportes y ocio, le queda casi el 40 % de su sueldo para destinarlo a la compra de una vivienda. Ha encontrado una de 56 metros cuadrados por 195.000 euros. Después de rellenar tres formularios en una oficina de Caixa Penedès se da cuenta de que su idea de comprar piso va a quedarse como tal, una idea que no podrá plasmarse sobre ningún papel.
El préstamo supera el 80% del valor de tasación de la vivienda, con lo que las condiciones se vuelven imposibles: una hipoteca a 30 años sujeta a los intereses del euribor de la semana pasada (que subió hasta alcanzar el 4,676%) más un 0,85%. Queda una cuota mensual de casi 895 euros y poco más de 80 euros para pasar el mes en Barcelona. Los intereses se reducen contratando otros servicios: nómina domiciliada, seguro de hogar y de vida, los recibos y la tarjeta de crédito.
Los padres, como aval
Se dirige a una caja donde la publicidad va dirigida a los jóvenes: "Si tienes menos de 35 años, independízate ahora y disfruta de una cuota mensual reducida durante los cinco primeros años". Expone su situación y escucha la oferta: contratando los servicios extra habituales y siempre que el préstamo no supere el 80% del valor del piso, podría contratar un préstamo a 40 años sujeto a un euribor estimado en 4,85% más el 0,35%. La cuota mensual queda en 765 euros.
La situación se repite en Caixa Catalunya: "¿Tus padres podrían ser titulares?". Si un joven debe destinar el 90% del salario o hipotecar a unos padres probablemente hipotecados, es mejor que siga de alquiler. El empleado de otra entidad bancaria, en este caso un banco, le comenta que dentro de 35 años el joven Pedro estará a punto de jubilarse y si no gana más, con lo que le quede de pensión será difícil que pague una hipoteca.
Una persona que cobre 1.000 euros netos al mes que se jubile hoy cobraría una pensión de unos 692,8 euros al mes, un 10% menos que la pensión media que se cobraba en España en el pasado mes de junio y que era de 770,9 euros. Los cálculos -que recoge UGT Cataluña en un estudio- demuestran cómo los bajos salarios perjudican al trabajador ahora y cuando se jubile.
"Más que vivir, sobrevivimos"
Roberto Chaos es comercial en un grupo informático. Cobra más de 1.000 euros al mes y hace dos años inició con su novia Yolanda la aventura de comprar una vivienda en un barrio popular de Barcelona, muy cerca de donde se situará la estación del Ave en La Sagrera.
"Después de visitar un par de bancos, éstos, a través de sus tasadores, se dispusieron a valorar el inmueble. Encontramos uno que aceptaba nuestras condiciones salariales, pero nos pidió avales familiares para financiar la hipoteca a 40 años". La cuota resultante el primer año para Roberto y Yolanda quedó en 870 euros, pero ya les advirtió la entidad que sería muy posible un incremento de la misma si el tipo de interés subía. Dicho y hecho, el segundo año, la cuota ha subido hasta los 1.070 euros. "Nos espera un invierno que haga que paguemos hasta 1.200 euros por las previsibles subidas de tipos".
Llegados a este punto, Roberto se pregunta cómo harán las otras parejas que no tienen la posibilidad de vivir de manera holgada y que accedieron a la compra de una vivienda pagando 700 u 800 euros al mes, y se encuentran tres ó cuatro años después con el mismo sueldo de 1.000 euros que no mejora y una cuota que alcanza los 1400 euros mensuales. "Creo que los jóvenes de hoy trabajadores y con estudios más que vivir estamos tratando de sobrevivir", sentencia.
Los inmigrantes, más austeros
Los inmigrantes también se están encontrando con problemas para comprar una vivienda en España. Los que provienen de Latinoamérica se han convertido en uno de los principales motores de la demanda de vivienda. "Los latinoamericanos son más austeros y se atreven a comprar a pesar de no tener sueldos que superan los 1.200 euros al mes porque tienen un patrón de gasto distinto a los españoles", comenta Lidia que trabaja en Don Piso.
"Afrontan mejor la carestía de la vivienda aunque sean mileuristas, porque no gastan en ocio, comer fuera de casa o viajes de fin de semana", prosigue. Lidia apunta que, cada vez más, llegan a la oficina jóvenes españoles que deberán reducir sus gastos si quieren aventurarse a ser propietarios.
Fuente: ElEconomista
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