3 de abril de 2007

Dejaremos de salir a cenar los sábados

Leo en diariosur:

Ajustes del cinturón, reducción de gastos... La hipoteca suele ser el mayor desembolso mensual de las familias. Así afrontarán la última subida «QUIZÁ no hagamos el viaje de novios». Mercedes Gallar y Álvaro Díaz son una joven pareja y que compró un apartamento en mayo. Se casarán a finales de año y ya tiemblan al pensar que las subidas del índice Euribor les ponga el agua al cuello. «Si prescindimos de la luna de miel, tendremos un colchón para el caso de que las mensualidades suban más de lo esperado». Las familias ya piensan en apretarse el cinturón un poco más.

Todo se encarece un poco de tanto en tanto. Pero la revisión de la hipoteca es el momento más temido del año. Más aún si la entidad bancaria con la que se haya contratado el crédito hipotecario tiene un despiste y se equivoca en 120 euros mensuales al realizar esta operación. Esto es lo que le sucedió a Víctor de Juana. «En junio me tocaba la revisión y me encontré con una subida muy superior a lo que yo esperaba». No dio por bueno el asunto y fue a su sucursal bancaria a informarse de las razones para un aumento tan alto en la mensualidad.

De Juana continúa: «El director admitió el error y me aseguró que me devolverían lo que me habían cobrado de más. Tras dos meses, aún estoy a la espera». Al establecer el tipo de interés, muchas entidades ofrecen reducirlo si el cliente domicilia su nómina o contrata un plan de pensiones. Fidelización, lo llaman. De esta forma, por un error al calcular el grado de vinculación del hipotecado con el banco o caja de ahorros, una subida de 110 euros se puede convertir en otra que alcance los 230 euros.

«Era de esperar»

A algunos, como al empresario Sebastián Fiz, estas últimas subidas no le cogen por sorpresa. «Se veía venir, no se puede esperar que las épocas de bonanza duren para siempre». Fiz se muestra pesimista respecto al futuro: «Esto no ha hecho más que empezar y seguramente irá a peor», asegura. Este joven empresario retrasó la compra de su vivienda para reducir la cantidad del préstamo hipotecario y, aún así, prevé que tendrá que reducir gastos. «Tendremos que dejar de salir a cenar los sábados», concluye.


Dicen que cuando empiezan las contracciones, empieza el parto de la burra o hay que ir a por la cesárea.

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