5 de agosto de 2008

Diálogo social

El ‘diálogo social’: ahora toca hablar de eso; toca, lo que no quiere decir que vaya a profundizarse en el tema. ¿Qué sucede?, pues que a medida que las cosas económicas y sociales vayan degradándose, a medida que la situación económica vaya empeorando, la imagen que se intentará transmitir es la de que existe una creciente preocupación por la ciudadanía, por su bienestar, por su empleo. Nada: palabras, como las que se quiere transmitir con el ‘diálogo social’.

¿Habrá llegado a pensar el presidente del Gobierno del Reino de España que puede llegar a unos Acuerdos de Saltzjöbaden II?. Pienso que no, que todos los convocados piensan que el 2008 no es 1938, que aquellos acuerdos fueron posibles porque la evolución del sistema reclamaba unos acuerdos como esos, porque eran necesarios, convenientes, deseables; nada de eso sucede ahora. Ahora bien, si lo que se busca es un mero pseudoconsenso de cara a la galería (la opinión pública: las y los votantes), vale, eso ya estaría en la línea de lo que ahora se lleva.

Fíjense. Prioridad: el empleo; va a sobrar gente a mansalva y se dice que lo prioritario es el empleo; y lo mejor: las empresas -la patronal- dice que sí, que vale, que de reformar el mercado de trabajo, nada; ¿por qué?, pues porque las empresas saben que viene una debacle y que necesitarán ayuda del Estado, por eso acatan lo que dice el Gobierno que gobierna ese Estado: se portan bien para cuando tengan que pedir. Lo que no saben es que no les van a dar.

Cuando, a mediados del 2010, estalle la verdadera crisis, todo esto que se está diciendo en la precrisis se olvidará, de golpe, porque cambiará el mensaje: se tratará de sobrevivir, no de salvar. Sobrevivirán quienes tengan algo necesario que ofrecer y lo elaboren de la manera más eficiente posible, quienes no hagan eso …; y no habrá diálogo ni Gobierno que salve a nadie, de entrada porque ya no tocará eso: Martinsa: un aviso (recuerden: nunca, jamás, volveremos a ver el Nasdaq a 5.000), pero, además, porque no va a haber pasta para salvar a nadie.

Dice el diálogo, también, que es prioritario mantener la protección social. No será así: no habrá fondos: la recaudación se va a hundir: los ingresos públicos van a bajar al 4º sótano. Es hablar por hablar: tienen tiempo para charlar sobre cosas que a la ciudadanía les calme. (En 1992, Michael Portillo, hizo unas declaraciones incendiarias cuando ocupaba el ministerio de ¡Defensa!, dijo que todas aquellas personas que entonces tuvieran menos de 40 años no iban a cobrar pensión. Fue tachado de loco y de cosas peores: ya estamos en la senda).

Y lo del cambio del modelo productivo. Hace años, cuando nadie hablaba de este tema, unos cuantos comentábamos sobre esto. En el 86, con la entrada en Europa, hubo una oportunidad de hacer algo en ese sentido, pero ese algo hubiese supuesto reconocer que había zonas no-necesarias; no se hizo nada porque no era políticamente sostenible; se hará ahora, aquí, y en todas partes, pero tendrá consecuencias.

De momento, se van diciendo cosas, como las medidas de ahorro presentadas recientemente por el ministro de Industria. Una de ellas: no bajar de 26ºC en Verano la temperatura de los lugares de trabajo; ¿se es consciente de lo que significa tener que trabajar, por ejemplo en Barcelona, a una temperatura de 26ºC y con una humedad del 85 o del 90%?; la tecnología, sí, pero … Otra: reducir en un 20% la velocidad en los accesos a las ciudades, ¿se reducirán así los atascos?, ¿por qué no se potencia el transporte colectivo si el futuro está en eso?, ¿por las consecuencias que tiene sobre el privado?; que no se preocupen de eso: las plantas de ensamblaje de automóviles radicadas en España tienen los años de permanencia contados.

Ya están llegando tiempos duros. Hace unos días, un conocido: trabaja en una compañía que fabrica cosas para otra que las hace para el subsector del automóvil: vende, pero no le pagan. Otra conocida: tiene una pyme de temas de impresión, multicopia y cosas así: la entidad financiera con la que trabaja le ha dicho que no le renueva la póliza de crédito; ¿se imaginan lo que tendrá que hacer?: ha estado viviendo del crédito, y se acaba, y no puede no vivir del crédito; ¿cuántas hay así?.

Pero mientras haya ‘diálogo social’, todos contentos.

(Nunca he tenido el placer de charlar con Mr. Bernanke. Parece un tío guay, por eso, cuando leo sobre lo que está pasando, sobre los equilibrios que tiene que hacer, sobre esas medidas que tiene que tomar aunque él sepa que de nada van a servir (la última: los 55.000 millones de USD a disposición del BCE; ¡por favor, pero si eso es calderilla!), me pregunto como le convencerían para que aceptase la presidencia de la FED teniendo en cuenta lo que iba a llegar. Es muy duro pasar a la historia como el presidente que tuvo la FED durante una crisis sistémica, ¿no creen?. Y eso que Noviembre aún no ha llegado).

(Continuando con la entrevista que El País publicó, en sus páginas 16 y 17, el pasado día 3 de los corrientes: el pleno empleo del factor trabajo. No es que fuese una “ambición” de programa electoral, es que, conceptualmente, hoy es un imposible, y el Señor Ministro, lo sabe. Aquellas tasas del 1,0% o incluso menos que varios países europeos alcanzaron como alcanzaron: trabajando sus trabajadoras y trabajadores un porrón de horas, en los 60, hoy son un anacronismo: sobra factor trabajo, y cada vez va a sobrar más. Cuando se habla de las reducidas tasas actuales de desempleo de los Países Bajos y de Dinamarca, nada se dice que son países en los que una parte enorme de su población ocupada lo está a tiempo parcial, cosa que no sucedía en los 60.

Hoy hay un creciente excedente de factor trabajo, uno directo: la tecnología irá desplazándolo y haciéndolo innecesario; otro, indirecto: servicios que hoy son consumidos y utilizados al disponerse de renta, capacidad de endeudamiento y tiempo libre, dejarán de ser consumidos y utilizados debido a la crisis y a sus consecuencias. ¿En España?: no una ambición, una pura ficción es hablar de pleno empleo (cuya tasa, por cierto, no es del 5% como quieren hacernos creer.

Lo dicho es perfectamente aplicable a París. A lo largo de los años Francia ha creado un estilo, han sabido generar la necesidad de tenerlo y han sabido venderlo. ¡Genial!; el problema es que en la generación de ese estilo interviene una ingente cantidad de factor trabajo. Ese estilo, esa forma de vida, ese glamour, ha sido posible cuando las cosas-han-ido-bien; a medida que vayamos profundizando en la crisis sistémica en la que ya estamos entrando todo ese estilo dejará de ser necesario, por lo que no será importante; esa será una de las causas de los problemas de la economía francesa.

Julio: Reino de España: aumenta el desempleo del factor trabajo, ¡en Julio!, ¡también en los servicios!, disminuyen las afiliaciones a la Seguridad Social, cae la confianza de los consumidores. “La realidad económica es la que es” dice el ministro de Economía, claro, y hace un año, también, y hace dos, y entonces el presidente del Gobierno decía que la economía española ‘jugaba en la Champions’. El principal partido de la oposición dice que no se está haciendo lo suficiente, y, ¿qué es lo suficiente?: ¿se han enterado de que el despido libre y las bajadas de impuestos no funcionan?. ¿Cuándo, uno y otro, admitirán que lo que viene es una crisis sistémica y empezarán a actuar en consecuencia?.

París. Los precios de los pisos. Lugar: proximidades de la Sorbonne, apartamento de 50 m2 en un edificio del siglo XVII, rehabilitado (se supone: no lo he visto): 350.000 €).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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