7 de agosto de 2008

Puedo prometer y prometo

Hemos entrado en una época fea, marrullera. Una época de promesas; de a ver quien la dice más gorda; de asegurar que “El futuro de España es progreso, más derechos sociales, y más fortaleza económica” (Sr. Rodríguez Zapatero en la celebración del 120 aniversario de UGT. El País 17.07.2008, Pág. 19); una época de estirar los números como si fuesen chicle.

Lo peor de todo -o lo mejor, según se mire- es que la gente olvida; la ciudadanía; las votantes y los votantes, vamos. Estas y estos que hace unos meses prometieron maravillas, rebajas mágicas de impuestos, pensiones de ensueño y servicios públicos de quietar el hipo, son aquellas y aquellos que están en el Gobierno o que estuvieron hace cuatro días y que, desde distintos ángulos, criticaron lo que ahora prometen y prometieron lo que, después, cuando pudieron, no dieron.

Ya lo dijo Emile Michel Zorian, “La vida sólo es posible si hay olvido”. Será por eso que la gente mañana olvida las promesas y cuatro años después vuelve a creerse las mismas, u otras parecidas, que para el caso … El autor de la frase que utilizo para el título fue más realista: en el fondo no prometió casi nada, pero lo cumplió.

Lo mejor de todo es que nos cuentan lo que sucede en realidad y la gente, la ciudadanía, las votantes y los votantes, no se da cuenta. Fíjense en lo que dijo Wisse Dekker, responsable de la compañía Royal Philips Electronics, comentando el papel de la European Round Table a propósito de su creación en 1983: “Si esperamos a que nuestros gobiernos hagan algo tendremos que esperar demasiado. No se puede dejar todo en manos de los políticos. La industria debe tomar la iniciativa”.

Todas las promesas que en el reino van a oírse en los próximos meses pronunciadas por políticos de no importa que color, son eso, promesas. Si analizan lo que hasta ahora ha estado sucediendo: el día a día, verán que es pura y simplemente imposible cumplir eso que se promete. ¿Cómo demonios un país como España, con la economía que tiene, va a reducir los ingresos públicos y, paralelamente, incrementar los gastos públicos en una atmósfera de crisis como la que nos está envolviendo?.

Bien es cierto que las palabras se las lleva el viento y que las promesas caen en el olvido. Cuando en la noche del 9M se hicieron públicos los resultados electorales, la fotografía de la situación económica internacional, y en particular la de España, era mucho menos fea que la que ahora puede tomarse; el 7M se realizaron muchas promesas; ahora, los que ganaron aquellas elecciones, ya llevan meses pensando dónde deben meterse las tijeras para recortar lo que hoy ya se considerará excesivo y mañana se considerará inasumible.

Lo peor que le pasa a España es que pudo haber sido, no fue, mal intentó un imposible y, ahora que ya no puede ser, nos prometen la Luna, cuando la Luna ya sólo es un disco de papel de plata en el techo del pasillo.

Emile Michel Zorian también dijo otras frases para recordar: “La muerte es lo sublime al alcance de cualquiera”, por ejemplo.

(Ayer recibí un mail de un antiguo alumno, lo reproduzco: “Le quería comentar lo que me ha contado un amigo mío, subdirector de una oficina de (nombre de una entidad bancaria) con sede en (nombre de una región española). Me decía este amigo hace unos días que (esa entidad bancaria) ha decidido dejar de conceder hipotecas debido al alto nivel de morosidad con el que se están encontrando en los últimos meses y dedicar la mayor parte de sus recursos a captar pasivo. Así de claro se ha comunicado a los empleados: que a partir de ya no se conceden hipotecas, que ya no interesa esa línea de negocio”. Pero, oficialmente, se nos está diciendo que la morosidad está situada en un nivel muy bajo, ¿no?.

Francia: Vuelven los vendimiadores españoles (quiero decir, van). Porque aquí hay trabajo y allí, en la construcción, no (hablo así porque yo, ahora estoy en Francia); pero además, por otra cosa: porque el salario mínimo francés es más del 45% superior al español; ¿por qué?, ¿es que la productividad media francesa es el 45% superior a la española?. París: ayer les contaba que han sabido fabricar algo y venderlo al resto del mundo a precio de escándalo porque el resto del mundo estaba dispuesto a pagar ese precio; bueno, no tanto: en los cafés en los que por menos de 15 € puedes comer, no hay sitio a la hora de las comidas y de las cenas, pero en los bistrot en los que te tomas tu vino, tu filet y tu buen dessert, y que no cuesta menos de 50 €, hay todo el sitio que quieras. Tomen nota: Place des Vosges: un botellín de agua con gas muy famosa y una cerveza de presión, de marca de renombre medio, de 25 cl, 8,40 €; lo decía ayer, lo repito hoy: estamos muy lejos: en París el 25% de las tiendas se permiten cerrar en Agosto: hasta ahora no lo han necesitado y piensan que no lo van a necesitar.

Ayer El País publicó, en su página 27, un artículo muy bueno del Dr. Vicenç Navarro sobre el sistema sanitario USA; citaba un estudio de la Universidad de Hardvard en relación a que 100.000 personas fallecían anualmente, en USA , porque no podían pagar la atención médica que necesitaban; pero al modelo le da igual, ¿no?: esas personas no son importantes. También decía que el 74% de la población USA no se siente representada por sus representantes políticos, una de las causas es la política sanitaria; ¿sucederá eso porque esos representantes ya representan a quienes sí importan?.

Habitat: está en venta. Comentarios de amigos: ‘claro: en Febrero nadie gordo y representativo podía suspender pagos’. ¿será verdad?.

La Generalitat de Catalunya va crear una especie de comité de seguimiento de empresas con problemas, ¿para qué?, me pregunto: ¿va el Gobierno catalán a poder eliminar los problemas de las empresas que los tengan?. De muchas maneras esto está en línea con el descenso de la producción industrial en España; la solución puede pasar por hacer lo mismo que, parece, han decidido hacer ‘quienes tratan con alimentos’: no reducir los precios finales para que los márgenes no decrezcan … independientemente de lo que haga la demanda.

Calor, sí: ayer, en la Place de la Bastille, 33ºC a las 19:00 h).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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