13 de octubre de 2008

Cosas

Los periódicos lo han dicho en sus primeras páginas: el Sábado pasado, y no: lo que ha sucedido la anterior semana no ha sido un crash, ¡que va!. No ha habido aglomeraciones a las puertas de las oficinas de las entidades financieras, las fábricas han continuado con sus suministros, los supermercados han seguido con sus ventas, no hay masas de personas desempleadas deambulando por calles y plazas. Nada de lo que acontece después de un crash está sucediendo. Lo que ha pasado, lo que va seguir pasando es una preparación: el ir darnos cuenta de lo que viene: tenemos un año y medio hasta que llegue la verdadera crisis.

Y claro, amigas y conocidos, me preguntan cuándo bajará el Euribor; contesto que, sinceramente, pienso que, a no ser que lo manipulen desde fuera, no va a bajar demasiado … si es que baja algo; ¿la razón? porque, como ya les dije aquí, el Euribor ha dejado de reflejar el precio al que las entidades financieras se prestan dinero para pasar a medir el grado de desconfianza que esas entidades se tienen entre si. Como cada vez las cosas van a estar tendencialmente peor ….

Esas personas también me dicen que yo dije que bajarían los tipos y el Euribor, que estoy acertando con lo primero pero no con lo segundo, y yo les digo que hasta a mi me sorprendido el nivel de desconfianza que se ha alcanzado, por eso, pienso que como en los próximos meses va a hacerse lo que haga falta para sostener la situación, el Euribor va a ser manipulado desde fuera para que descienda. Será temporal, luego ya dará igual en que se transforme y que registre. Insisto: es mi parecer.

Siguiendo con las entidades financieras, pienso que se está utilizando incorrectamente el término ‘nacionalización’. Con lo que el Estado está haciendo no busca convertirse en propietario de unas entidades financieras o de cachos de unas entidades financieras: cuando las aguas vuelvan a su cauce, el Estado se irá. La lectura que debe hacerse de esas intervenciones es, entiendo, la de la utilización de dinero público a fin de evitar que algo se hunda, un algo que, ahora, son cosas denominadas ‘entidades financieras’.

‘Intervenciones’: de momento con dinero público se van comprar títulos que, en muchos casos, no valen ni el papel en el que están impresos, se van a comprar acciones de algunas entidades cuyas cuentas no resistirían una auditoría en profundidad, se van adquirir bonos a largo plazo, se van a avalar emisiones de bonos. ¿Saben cuál es el último cartucho?, ¡exacto!: poner en marcha la máquina de imprimir billetes.

Me lo acaban de decir: lo dijo la semana pasada uno de los supergurus de una mega entidad financiera internacional: “Mañana es largo plazo, dentro de seis meses planificación estratégica”. ¡Brutal!.

Dicen que va a hacer falta: el diálogo social: precioso concepto; ¿es posible?, hoy, no ayer cuando ‘el mundo iba bien’ y ‘España iba más que bien’. Hoy, desde una precrisis, ¿cómo se plantea el diálogo social?.

El presidente de la CEOE dijo hace unos días que para superar la ‘peor crisis que ha pasado el mundo occidental’ hay que abaratar el despido en España y ‘situarlo al nivel de los países del entorno occidental’ (El País 26.09.2008, Pág. 21). Si estuviese charlando con el Sr. Díaz Ferrán, le diría que, en comparación con lo que se nos viene encima (aquí y en todas partes), aún no ha pasado nada, pero nada de nada (aunque, pienso, que él ya lo sabe); también le diría que abaratar el despido hoy, no solucionaría nada y que proponer eso, hoy, significa estar en una línea equivocada; y, finalmente, le preguntaría si también la productividad española debe situarse al nivel de los países del entorno occidental; de los mejores, claro.

La petición del presidente de la CEOE sigue en la dirección del modelo productivo que España puso en marcha en los 60: como el empresariado español genera un bajo valor añadido, no le sale a cuenta realizar fuertes inversiones ni formar a su factor trabajo para aumentar su productividad, pero sí abaratar el factor trabajo. El problema -desde hace un par de décadas- es que ya hay otros países con un factor trabajo muchísimo más barato que el español, por lo que esa vía, por mucho que se abarate aquí el despido, está cerrada; es decir, lo que pide el presidente de los empresarios del reino conduce a una vía muerta. (Independientemente de que, cuando la crisis estalle, el despido ya se abaratará por si sólo: numerosas empresas van a tener que cerrar, sin más).

La reacción de los sindicatos a estas palabras fue equivocada: ‘los problemas actuales no tienen origen laboral, por lo que la solución no está en lo laboral’. La primera frase de la respuesta es cierta, sin embargo ‘lo laboral’ es parte del problema, pero no como los representantes de los trabajadores piensan, sino por otro lado mucho más tenebroso.

Una de las consecuencias que tuvieron los cambios puestos en marcha tras las crisis de la energía de los 70 fue la desvinculación del crecimiento económico y del empleo del factor trabajo. La evolución de lo anterior: cuando estalle la crisis, cuando el objetivo sea la supervivencia, todas las posibilidades tecnológicas se aplicarán y el resultado será … la manifestación de un excedente monstruoso de factor trabajo, es decir, población activa que nunca va a ser necesaria. Muy pocos hablan de eso, y nadie en los sindicatos, sin embargo ese es un problema de mañana mismo, por lo que alguien debería empezar a pensar en él, ¿o no?. (¿Cuando llegue la recuperación se absorberá esa mano de obra?, no. La recuperación va a venir por el lado de la productividad y de la eficiencia, por lo que …).

Pienso que alguien debería empezar a hablar de todo esto de una puta vez.

(“Should we pay for their crisis?”, decían las pancartas de los manifestantes de la pasada semana en Londres. Pues si pagaréis: dos veces: con los impuestos que pagáis y con las carencias que tendréis cuando llegue la crisis, vosotros, todos; pero os habéis equivocado: no es “their crisis”, sino “our crisis”).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

No hay comentarios: