Ayer hablábamos de cáncer, del cáncer que está atacando a nuestro sistema: la manifestación de la crisis sistémica que ya ha comenzado.
En el día a día: todo mal, a peor, pero, en el reino, la inflación baja … porque, dicen, el precio del petróleo decrece. Si, de momento, el precio del petróleo decrece, y eso ha hecho que en pleno mes de Agosto, en España, la inflación haya bajado cuatro décimas; no lo dudo, pero me resulta muy extraño de creer, la verdad; y me resulta más extraño que la inflación haya bajado en … Agosto.
De todo lo que se está diciendo sobre el crudo, me quedo con lo que dice Barklays: que, en el 2009, su precio medio será de más de 121 dólares el barril. A corto plazo decrecerá -recuerden mis previsiones: 90 dólares a 31 de Diciembre-, pero por la caída del consumo y por las expectativas de nuevas caídas en el consumo, sin embargo, como la oferta es la que es, el consumo caerá pero no la tendencia del precio, lo que ‘ayudará’ a empeorar las cosas y a que economías como la española vayan aún peor.
Y dale que te pego con meter la cotización del dólar en el precio del petróleo: si, ¡claro que tiene que ver!, pero ahora, cuando en el planeta se continúan haciendo el 90% de las transacciones en dólares, mientras USA es una economía fuerte (?) porque al resto del mundo nos interesa que siga siéndolo; pero cuando la crisis estalle con toda su virulencia y la economía USA se hunda en la más negra negrura (relean la serie “Septiembre”: 2ª edición: Febrero 2008), ¿creen que el precio del oil continuará teniendo algo que ver con el valor del dólar?; ¡venga ya!.
Lo comentaba, hace unos días, con un antiguo alumno: sí: está en el Subsector Financiero. ¿Cuánto vale, hoy, un edificio en el Paseo de Gracia de Barcelona, en la Castellana de Madrid, en la Gran Vía de Bilbao?, pues lo que se quiera pagar por él. ¿Cuánto vale un conjunto de apuntes electrónicos sobre derivados y futuros?, pues lo que en cada momento se decida que valen. ¿Cuánto valen 10.000 hectáreas de una tierra buenísima para sembrar lo que se quiera?, cada vez más van a valer lo que quiera su dueña/o, sea una persona, ojo al dato, física o jurídica.
Un edificio, un conjunto de apuntes en una pantalla, ¿qué son?; por favor, no se rían, ¿qué son … en un momento en el que se está produciendo una transición sistémica, en el que el valor de las cosas está cada vez más vinculado a lo que producen, ¿qué puede sacarse de un conjunto de ladrillos, o de la evolución de un índice?, muy poco, pero de un campo, de una mina, de un yacimiento de crudo, de una fuente, se sacan cosas tangibles, valorables, finitas, concretas, tocables.
Seguimos, sí, pero estamos volviendo a lo de antes. Quienes tengan ese tipo de cosas cuando acabe de llegar lo que está viniendo, genial para ellas/os: tendrán todo; quienes no lo tengan …
No cambio de tema. Hace unos días fui invitado a participar en el programa de radio líder en su franja horaria para Cataluña. El conductor del programa, un profesional como la copa de un pino, me fue dando entrada a diferentes temas a fin de que comentara sobre esto y aquello, sobre la situación que estamos viviendo, sobre la que puede esperarse; luego, durante diez minutos, las/ los oyentes podían preguntar enviando mails que eran transmitidos al estudio en el que el programa tenía lugar. Una de las preguntas que me hicieron fue cómo esperaba que evolucionase el Euribor. Respondí, claro, y dije lo que sigue.
Pienso que el Euribor está dejando de ser lo que ha sido, está abandonando el puesto para el que fue inventado: reflejar el precio al que las entidades financieras se dejan pasta. El Euribor, hoy, en lo que se está convirtiendo es en un índice que mide el grado de desconfianza que las entidades financieras se tiene entre si, y que, a su vez, es una imagen del estado de desconfianza de la economía en su conjunto, por eso el Euribor se está separando del nivel de tipos de interés: los tipos se fijan por decreto, el Euribor, no.
No va a gustar lo que voy a decir, pero pienso que a medio plazo, el Euribor va a continuar subiendo aunque los tipos de interés tiendan a cero. Los tipos muestran un deseo: el precio al que el BCE quiere que ‘todo el mundo’ se preste pasta, pertenece, por tanto, y más hoy, al mundo de los sueños; el Euribor, sin embargo, recoge realidades: se mueve al nivel de la calle, y la calle es dura.
Y los sueños, sueños son.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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