Pero el FBI busca culpables (ya hemos hablado de esto: de necesitar culpables) porque a la opinión pública (votantes, de momento) hay que mostrarle sangre. Vamos a ver, otra vez: los directivos de esas compañías investigadas, ¿hicieron maldades?, ¿con arreglo a que ley?; ¿se lo digo?, pues con arreglo a ninguna. El sistema les invistió con una misión: contribuir a ‘ir-a-más’, y, esas gentes se pusieron a hacer lo que les encantaba hacer con todas las bendiciones del sistema (y con las de sus administradores, claro), y encima, su labor se la retribuyeron de fábula. Colgarán en la plaza pública a quien quieran colgar, pero no nos engañemos: esas personas hicieron lo que lles dijeron que tenían que hacer.
Porque, vamos a ver. Esas entidades estaban ofreciendo rentabilidades de más del 25% (en algunos casos hasta del 60%), y de forma continuada, y su ofrecimiento era totalmente público … y legal. Ahora muchas/os se rasgan las vestiduras: ¿cómo se ha llegado a esto?; pues señoras y señores porque para crecer cuando se creció y al ritmo que se creció, era imprescindible hacer lo que se hizo y como se hizo. Yo, si fuese abogado defensor de alguno de los futuros implicados orientaría mi defensa hacia ahí: es un argumento indestructible.
Las operaciones de salvamento que se han montado alrededor del mundo, en mi opinión, lo único que verdaderamente busca es: a) salvar el culo de unas cuantas personas cuya posición es, hoy, ¡hoy!, insostenible, y b) ganar tiempo para que las elecciones USA puedan ser en paz, y c) que se tranquilicen las ciudadanías.
Ese plan no va a reactivar absolutamente nada porque 5 billones mal contados, son una minucia en comparación con el volumen de porquería que está dando vueltas por el sistema, porque claro, entidades financieras y aseguradoras de todo el mundo están pilladas, pero, ¿cuántas compañías productivas también lo están a través de procesos indirectos en lo que esas entidades financieras (y aseguradoras) han intervenido).
Pienso que lo verdaderamente interesante de los planes de salvación es su filosofía: pasar de una situación individualista (la autorregulación) a otra en la que el grupo, el conjunto, las implicaciones para todos, sean lo importante. El senador Bunning, cuando en el Congreso argumentó sobre el plan USA, aunque erró en el diagnóstico, intuyó hacia dónde se dirige el sistema cuando califico el plan de ‘socialismo financiero’.
Y, centrándonos en USA -ya saben: el dólar- en cuanto a si el plan va a elevar la deuda pública del 68% del PIB al 70% y el déficit, incluso, hasta el 10%, pues muy bien. La deuda vale tanto como queramos que valga, una deuda que es de todos: de la ciudadanía USA y no USA: ¿no estamos en un mundo postglobal?; por tanto, cuando la crisis verdaderamente estalle, ¿cuánto valdrá esa deuda?; y ese déficit: ¿qué sentido tendrá en un Estado en el que el del déficit será el problema número 400 en la lista de problemas que ese Estado tendrá.
Hace un par de días tuve la visita de uno de los organizadores de unas jornadas profesionales en las que me han invitado a ser miembro de una mesa de debate: como economista debo realizar una introducción al estado del escenario económico actual, a continuación, otros cuatro expertos en distintos temas relacionados con la materia de las jornadas realizarán sus respectivas introducciones. Estuvimos charlando unos veinte minutos y, en un momento dado, esa persona vino a decir que uno de los objetivos de las referidas jornadas era transmitir un sentimiento de que la esperanza en la recuperación es posible. Sí, claro que es posible, pero no como las cosas han sido hasta ahora, no con bancos de inversión, no con hiperapalancamientos, no con rentabilidades del 30% sobre expectativas.
Lo volveré a decir, muchas veces más: nos hallamos en una transición sistémica: nada volverá a ser como ha sido. ¿Es triste?, si quieren considerarlo así, vale; pero la verdad es que lo que se está muriendo -y se acabará muriendo-, se está muriendo porque ha dejado de ser necesario, y se está muriendo cuando ha llegado el momento de que se muera. Y cuanto antes nos demos cuenta de que lo que tiene que pasar pasará, mejor.
(La inflación ha bajado en el reino. Bien, ¿no?, no tanto. ¿Por qué ha descendido la inflación: 1) porque el precio del crudo ha bajado: España, en eso, ni pincha ni corta: nos viene de fuera, y 2) porque la actividad económica se está enlenteciendo, no porque la productividad esté mejorando. ¿Ejemplos?: “Aliada”: la marca blanca de El Corte Inglés: el nombre es bueno: “aliada de la gente normal con problemas”: es lo que viene).
(La caída de las Bolsas de estos días: lógico: ¿especulación?, ¡seguro!, pero hay algo más: ya están pesando cosas concretas y tangibles: la caída de las ventas al detall en USA, el aumento histórico del desempleo en UK, las mucho peores expectativas navideñas, …; y algo más: pienso que cada vez menos gente se cree que los Planes de Salvamento vayan a solucionar nada y, los primeros, los inversores).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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