Luis XVI fue un hombre débil y frívolo, que acabó en la guillotina el 21 de enero de 1793 tras un sin fin de intrigas. Muchos historiadores lo toman como ejemplo de rey poderoso, encerrado en su torre de marfil, que deja de enterarse de nada de lo que sucede a su alrededor, llegando a estar en el epicentro del terremoto sin saberlo. Cuentan que el día clave, el 14 de julio de 1789, tras la toma de La Bastilla, el rey escribió en su diario una histórica frase: 'Hoy no ha pasado nada'...
Durante años y años se usaba un adagio bursátil poco acertado, el de que la Bolsa a largo siempre sube y sobre el que se han montado estrategias y se ha metido renta variable en planes de pensiones. Lo malo es que esta consigna se basaba en el hecho de estar encerrado en nuestra torre de marfil particular, como Luis XVI. Pero sí que pasaba, sí...
El gráfico del Nikkei de arriba nos muestra hasta qué punto la Bolsa no siempre sube a largo plazo. Al margen del peligroso soporte mayor que se ve cerca del cierre semanal, atención al hecho de que desde 1983 un inversor en este índice no habría ganado absolutamente nada. Nada. 25 años perdidos. Y lo que es peor: eso sin tener en cuenta la inflación y el hecho de que los índices son otra gran falsedad, porque siempre salen de ellos los valores que bajan mucho y entran los que suben mucho.
Imaginen lo que sería comparar ahora el Nikkei con los mismos valores que tenía en sus momentos históricos, muchos de los cuales valen cero porque han quebrado, y añadir la inflación. Sería de escándalo.
La tendencia debe mandar y cuando es bajista mejor olvidar el mercado. Y ahora mismo sigue siendo bajista y sin posibilidad de cambio.
La brutalidad de las caídas no garantiza que estemos en la capitulación final que precede a los suelos.
La prestigiosa firma Ned Davis Research ha estudiado todos los pánicos financieros desde 1929, considerando aquellos casos en que la Bolsa de EE UU bajó más del 20% en un lapso corto de tiempo, como el caso actual.
Atentos a este dato: en 7 de los 10 pánicos financieros vistos desde entonces, el pánico no marcó el final de la tendencia bajista. Por ejemplo, en el pánico del 23 de julio de 2002 y días sucesivos. El mínimo de la tendencia bajista no se vio hasta el mes de octubre y en ese lapso de tiempo el Dow bajó de 7.702 a 7.286.
Es muy importante tener todo esto muy en cuenta. No podemos confundir el pánico con la capitulación, son dos cosas muy distintas y más en una situación tan excepcional como ésta, donde todas las precauciones son pocas. Eso sí, según otro interesante estudio de Bespoke, las Bolsas empiezan a reaccionar en el 58% de media del desarrollo de las recesiones. Reaccionan mucho antes de que empiecen a salir datos macroeconómicos buenos.
En cualquier caso, con la volatilidad más alta de la historia es mejor hacer los experimentos en casa y con gaseosa, y no entrar mientras no esté muy claro que todo ha cambiado, aun a riesgo de dejar pasar un tramo importante de subida. Lo malo no es perder la confianza, lo malo es perder el dinero. Eso es lo que hay que intentar evitar.
Fuente: CincoDias
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